Desde que a fin de año se inauguró la estación Carabobo del Subte A -ampliación largamente esperada por los vecinos de Flores- albergué la secreta esperanza de poder desplazarme rápida -ya que no cómodamente- hacia la zona de San Telmo donde suelo recalar tres días a la semana. El itinerario es sencillísimo: subte hasta Plaza de Mayo, caminata por Defensa desde Yrigoyen hasta Independencia. 8 cuadritas que una joven lozana y feliz como yo puede recorrer en -digamos- unos 12 minutos. Como siempre, todo es color de rosa en el plano de las hipótesis pero en Buenos Aires la realidad hace un tiempo que se tiñó de amarillo Macri. No voy a abundar sobre los motivos que me hacen rechazar la figura de nuestro Ingeniero en Jefe de Gobierno. Quizá la pulsión que últimamente manifiesta por despedazar las calles de la ciudad sea un remanente de una profesión -la suya- que nunca pudo ejercer. Quizá sólo le importen los adoquines.
Convertida Buenos Aires en una suerte de campo minado después del estallido, la paciencia de los transeúntes no tiene mejor destino. Lo que sigue es una serie de fotos tomadas a lo largo de esas 8 cuadras que no pude recorren en 12 minutos, ni en 15, ni en 20. Como notarán inmediatamente, el orden de las fotos es el inverso (de Independencia a Plaza de Mayo), esto obedece a dos motivos: el primero, en el camino de ida -por las causas que apreciarán en breve- iba llegando lo suficientemente tarde como para andar pensando en fotitos y, el segundo, durante las dos horas posteriores me fui calentando de tal modo que me fue imposible buscar un camino alternativo. Las fotos que siguen son el fruto de ese brote de ira peatonal:
Convertida Buenos Aires en una suerte de campo minado después del estallido, la paciencia de los transeúntes no tiene mejor destino. Lo que sigue es una serie de fotos tomadas a lo largo de esas 8 cuadras que no pude recorren en 12 minutos, ni en 15, ni en 20. Como notarán inmediatamente, el orden de las fotos es el inverso (de Independencia a Plaza de Mayo), esto obedece a dos motivos: el primero, en el camino de ida -por las causas que apreciarán en breve- iba llegando lo suficientemente tarde como para andar pensando en fotitos y, el segundo, durante las dos horas posteriores me fui calentando de tal modo que me fue imposible buscar un camino alternativo. Las fotos que siguen son el fruto de ese brote de ira peatonal:
Cartel ante el cual proferí mi primera carcajada. Si así me van a priorizar mejor ni me tengan en cuenta...
No es el vallado de contención de un Boca-River ni de un recital de los Redondos. Seguimos en Defensa, esta vez en su cruce con el pasaje San Lorenzo
Esquina de Defensa y Chile: al fondo otro cartel amarillo que intenta convencernos de que lo hacen por nuestro bien.
Defensa y Chile: unas semanas más tarde. Ahora incorporando un lago artifical que valoriza la zona: puro glamour. [De repente me acordé del boulevard que están haciendo en Honorio Pueyrredón también conocido bajo el mote de "cómo hacer que la única arteria rápida de la ciudad pierda un carril"]
Defensa y México, mano contraria a la anterior. Resumiendo: que hay que caminar por mitad de la calzada como los tres alegres transeúntes que se sienten revaloriados a full. Lo bueno es que como la calle está cortadísima no pasa ni un puto auto...
Defensa y Venezuela. A esta altura, los negros ropajes del andamio, además de complicar el tránsito, se cargan de oscuros presagios...
Defensa y Venezuela: unos pasos más allá. Una vez esquivado el andamio nos espera el corredor de la muerte.
Seguimos en la misma cuadra. No es que me quiera encarnizar pero juro que mis caderas no pasaban entre el poste y la jaula.
No, no. No es un hormiguero gigante, tampoco una toma de las sierras de Merlo en época de sequía. Estamos en Defensa y Belgrano.
Nada que agregar, sólo transcribir: "Laburá. No rompas más las bolas Macri!! Haciendo mierda Buenos Aires"
(Nota aclaratoria: el graffiti no es de mi autoría)
(Nota aclaratoria: el graffiti no es de mi autoría)
Ya estoy perdida: creo que Defensa cruzando Belgrano. Qué pensarán los turistas ante este espectáculo.
Panorámica del andamio de foto anterior. Otra vez los peatones obligados a caminar por la calle.
Casati y la put...
Casati y la put...
Y estos adamios son bien hincha pelotas: así puestitos en medio de la vereda más no pueden joder. Es más dicíl pasarlos que a los conitos del registro.
Nosotros, como el hombre del muro, alzamos nuestro puño al cielo y pedimos por favor que la vetusta casa no se nos venga encima.
Defensa entre Alsina e Yrigoyen (esta es de la semana pasada, se ve que como el tramo anterior marcha viento en popa siguen rompiendo un poquito más, total a eso se dedican).
¿Quién nos defiende de Defensa?
¿Quién nos defiende de Defensa?
Sintiéndome la heroína de una novela berreta de aventuras me hallo ante la meta dorada: 25 minutos más tarde, y habiendo preservado la vida, estoy frente a la boca del Subte A con destino Carabobo.
"Va a estar buena Buenos Aires" lo que no sabemos es cuándo...
5 comentarios:
sos la indignación urbanística al palo. No sé, me da un poquito de cosa defender a MM, pero hay que pensar que cualquier gran metrópolis tiene, si no quiere caerse a pedazos a la brevedad, estar en perpetua remodelación. (La excavación en Defensa y Chile causa impresión, eso sí.)
Parece que los adoquines cotizan mejor que la soja ;-)
Un bico.
Antón.
Estoy de acuerdo, Pailos, en que hay que remodelar. Lo que me indigna es el criterio. Cortemos una cuadra o dos, arreglemos, abramos y cortemos las dos siguientes. Pero acá, esto es un descontrol, hace seis meses que está todo destruido.
Abrazoz
Sí, Antón, cotizan en bolsa :-))
Y se vienen las elecciones: hay que mostrarle al pueblo que se trabaja :-)
Bueno, siendo Lic. en Letras no tendrías que enfadarte tanto con nuestro atildado Jefe de Gobierno, después de todo te ofrece la experiencia kafkiana de no poder arribar nunca al destino que parece al alcance de la mano (o los pies)
O que vuelva el Pelado Pop.
Besos
Ariel
Publicar un comentario